Cálida, dulce, un fino caramelo relleno de miel, como esos bombones en empaque de lujo que decoran las vidrieras de los aeropuertos europeos, así es Ruddy Rodríguez, la flamante actriz colombo-venezolana radicada en Colombia desde hace tres años, quien hace su debut teatral en nuestro país con una explosiva, cáustica y no menos divertida obra, ‘Ella en mi cabeza’, original del dramaturgo argentino Óscar Martínez, con la participación de Marcelo Dos Santos, Ernesto Calzadilla, y dirigida por Jorge Cao.
En esta puesta en escena, que estrena hoy el Teatro Nacional, Ruddy interpreta a Laura, víctima de la obsesión de un hombre que la ama con la misma intensidad que la odia, al punto que se ve obligado a contratar un terapéuta de cabecera para luchar contra los demonios de los celos, la angustia y la inseguridad.
Ruddy, con una experiencia de veinte años en el terreno actoral, es el eje central de este melodrama surrealista que compromete a cualquier espectador, y que propone una reflexión sobre uno de los temas más polémicos y controvertidos de la actualidad: el de las pasiones llevadas al extremo, en la mayoría de casos, que derivan en episodios fatales.
Rodríguez, pareja del rejoneador colombiano Juan Rafael Restrepo desde hace 5 años, atendió al llamado de nuestro interrogatorio habitual.
- ¿Qué puede hacer que un hombre pierda la cabe
za por una mujer?
“Yo creo que un hombre siempre desea una gata, una buena ama de casa, una monja, pero también una tigresa: de ahí puede salir la mujer perfecta”.
- De todo lo que me acabas de nombrar, ¿qué tienes tú?
“Yo soy una mezcla de tigresa, gatita y chef internacional: porque conmigo el amor entra por el estómago”.
- ¿A cuántos hombres les has hecho perder la cabeza?
“No tengo una lista, me imagino que algunos sí han perdido la cabeza por mí”.
- ¿Pero eres consciente de que te has convertido en una obsesión rayana en lo fatal?
“El día que me convierta en una obsesión fatal, huyo por la derecha”.
- ¿También por eso de los cachos?
“Con los cuernos, sólo toros... ¡Y olé!”.
- ¿Cómo es Laura, la mujer que está en la cabeza de Adrián (Marcelo Dos Santos) en esta puesta en escena?
“Laura es una combinación de gata, de mujer tranquila, de enamorada, de peleona, pero también de jodona”.
- ¿Y por qué se le convierte en un dolor de cabeza a su marido?
“Porque él se la imagina de muchas maneras en su cabeza, pero es el punto de vista de él, no ella”.
- Peligrosa la cosa, por ese tipo de obsesiones están repletos los prontuarios judiciales que abundan en la crónica roja.
“Justamente, porque hay amores que matan cuando la gente se imagina vainas que no son”.
- ¿A esa enfermedad cómo se le llama?
“Inseguridad: no saber lo que eres y no saber lo que tienes”.
- ¿Sí será cierto que el matrimonio mata la pasión?
“No, yo pienso que para que la pasión no se acabe, uno debe hacer uso de ese polvo mágico que condimenta y nutre la relación todos los días. Y jugar a todos estos personajes dentro de la casa: la monja, la recatada, la gatita. El que juega siempre en casa nunca ve pa’fuera”.
- ¿A ti te ha tocado sobreactuarte en el amor?
“No sobreactuarme, pero sí reiventarme personajes para tener viva la llama”.
- Alguna vez hiciste ‘Amas de casa desesperadas’, para recordar, doña Eugenia de Koopel. ¿Te has imaginado en ese rol en la vida real?
“No, ni de fundas, esa vieja es muy mamona. Dímelo a mí que yo la interpretaba y no la soportaba. Ruddy es práctica: la casa en 15 minutos y la comida en
- ¿Y para lo demás?
“Para lo demás, para lo íntimo, necesito mucho más tiempo: conmigo la cosa es lenta, pero segura”.
- ¿Qué promedio?
“Es que no se trata de una contrarreloj, pero menos de 40 minutos no se hace nada. Se suda, sí, es apenas lógico, pero no es una maratón”.
- Las mujeres del Caribe tienen su propia magia para seducir y atrapar a un hombre ¿Cómo es la tuya?
“Estoy convencida de que es la manera de caminar y de sonreír. Después que me vean lo que quieran...”.
- ¿Eres consciente de que estás en la mejor edad del amor?
“Superconsciente y me estoy divirtiendo más que nunca”.
- ¿Qué buscas hoy en día en un hombre?
“Todo lo que debe tener un hombre, lo encontré en Juan Rafael”.
- ¿Te refieres al temple, al mando y a la profundidad que exige el buen toreo?
“Eso hace parte fundamental de la faena...”.
- ¿Cuántas orejas han cortado en estos cinco años de amores?
“Yo digo más bien cuántas veces me habrá soplado la oreja en estos cinco años”.
- ¿Alguna vez lo has mandado a los corrales?
“Nunca. Juan Rafael es un hombre sobrado de casta”.
- ¿Y él a ti?
“Jamás. Él sabe lo que tiene en casa. Como dicen los argentinos... ¡Un lomazo!”.
- ¿Definitivamente el amor embellece, Ruddy?
“Por favor, es la mejor vitamina para la salud y la belleza. Cuando uno está enamorado es como si recibieras una inyección de energía, de pura vida. Y por supuesto, quema muchas calorías”.
- ¿Cómo es el romance entre un caballero en plaza y una Dulcinea de tu talla?
“Es como para escribir una segunda parte de ‘El Quijote’”.
- ¿Y quién hace ahí de Sancho Panza?
“Moisés, el hombre de confianza de Juan Rafael”.
- Bueno, niña, ¿ya para cuándo vamos a comer bizcocho de casorio?, porque la boda ha estado varias veces aplazada...
“Bueno, ya nos hemos comido varios bizcochitos”.
- Y la torta grande, ¿para cuándo?
“Pasa a la siguiente pregunta”.
- ¿Cómo la has pasado en Bogotá en estos tres años de estadía?
“Superbien, definitivamente Colombia es mi segundo hogar, sin olvidar mi tierra amada, Venezuela”.
- ¿Hay algo a lo que no te hayas podido acostumbrar?
“Nada. Yo me acostumbro fácilmente a todo”.
- ¿Al frío también?
“No tengo problema, porque el mejor calor lo encuentro en los brazos de Juan Rafael”.
- ¿Qué significa para ti tu debut teatral en Colombia?
“Un compromiso grande, una excelente experiencia, lo que quiero es divertirme”.
- ¿Qué tal la conexión con Marcelo Dos Santos y Ernesto Calzadilla?
“La pasamos como si fuéramos tres amigos hombres. Como si yo fuera el ‘parche’ de ellos, y eso ha sido algo maravilloso para mí. Somos muy buenos compañeros”.
- ¿Y la experiencia de ser dirigida por Jorge Cao?
“Excelente, es un maestro. Yo creo que todo estamos como esponjas: escuchándolo, aprendiendo y sacando el mejor provecho de su sapiencia y experiencia”.
- ¿Es cierto que haces un desnudo en escena?
“¡No!, ya quisiera..., pero sí salgo algo ligerita de ropas”.
- ¿Cómo haces para conservar un cuerpo tan espectacular?
“Pasear el perro todos los días y montar en bicicleta”.
- ¿Qué se le puede pasar por la cabeza a una mujer como tú cuando amanece sin su marido al lado?
“Me lo pienso, me lo sueño y me lo imagino”.
- ¿Qué tienes preparado para esta semana de pasión?
“Mucha carne, pero de pescado”.
- ¿Hasta chuparse las espinas?
“Todo, todito, todo”.
/ElEspacio.com.co
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