Como una mujer súper relajada, sencilla, cariñosa, noble, con un exquisito sentido del humor y para nada excéntrica, describen a Ruddy Rodríguez cercanas amigas como su otrora fan y hoy médica de cabecera (de ella y de su padre), la oncóloga venezolana Reina Jiménez.
En el trabajo es perfeccionista, ella lo reconoce, en el sentido de que le gusta que la gente llegue a tiempo al set, con los libretos aprendidos, que haya silencio, “para entrar en situación, que mis compañeros me den todo para yo darlo todo”.
Protagonista de producciones que han tenido éxito internacional, Ruddy es, como lo indica su colega María Lara, una actriz muy versátil que interpreta muy bien cualquier personaje y que lo hace creíble.
Su mánager venezolano Luis Bascarán resalta de la actriz su disciplina, orden y puntualidad al trabajar, además de su memoria fotográfica. Tanto, dice, que ayuda a evitar que se equivoquen los profesionales que hacen el seguimiento de las tomas, pues ella se acuerda exactamente si tenía el cabello recogido o suelto, de qué color era el labial o cuáles eran los zarcillos que lucía en pasadas escenas.
Ruddy no es diva para nada aunque tenga imagen de diva, comenta Bascarán, ella es cercana, amigable con directores, técnicos, maquilladores. Sólo pide que le presente proyectos con buenos libretos, con ‘caldo’, no importa si su personaje tenga larga o corta duración, lo importante es que le exija como actriz, que sea un reto, como los que ha hecho con Fox.
Luis Bascarán, su mánager desde hace tres años es también su amigo de vieja data. Él fue uno de los que la convencieron de que participara en 1985 en Miss Venezuela, donde resultó “primera finalista. Luego fue a Miss Mundo, en el 86, en el año en el que participó Margarita Rosa de Francisco. Ruddy quedó de virreina”.
Su estatus de estrella, que la llevará próximamente a presentar en Nueva York su monólogo, ‘Una mujer con suerte’, no ha eclipsado su sensibilidad. Y es así como esta practicante de la cienciología es una abanderada de la educación en valores a través de la Fundación Camino a la Felicidad. La directora de la entidad, su amiga Audrey Cabrera, indica: “Tiene una infinita capacidad de ayuda para fortalecer el espíritu de toda la gente a su alrededor”.
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